Spain To-day, 1924

España y Cataluña vistas por un británico en Madrid en 1924

Los puntos de vista externos suelen tener el valor añadido de la aparente objetividad y del distanciamiento necesario para poder analizar mejor una situación. El libro Spain To-day se presenta de entrada como un análisis sobre España, con fecha en 1924, escrito por Frank B. Deakin, un antiguo agregado de prensa en la embajada británica en Madrid. Se dirige a un potencial lector británico y las comparaciones entre las situaciones de España y de Inglaterra aparecen a menudo. La sorpresa llega cuando, repasando el índice, vemos que uno de los capítulos lleva el título de “Catalan separatist movement”.

En el prefacio del libro Deakin declara su obra como única en el sentido que, en comparación a libros de la misma temática, «not one of these books deals with the phases of Spanish life which I have taken upon myself to write about in these pages «(p. v) El inglés se opone al resto de autores que han querido evitar herir sensibilidades y que por este motivo han creado una idea incompleta o equivocada de la situación española en los lectores ingleses:

“(…) I have attempted to describe, amongst other things, those phases of governmental activity (or lack of activity) which have combined to cause Spain to be almost as dreadful a country for its inhabitants in this twentieth century as any European country was in the Middle Ages” (p.v)

Deakin es muy crítico con el gobierno español y la España que retrata es pobre, poco desarrollada y tiene escaso poder sobre Europa. Según él, la principal causa es un sistema educativo ineficiente y con mínimos recursos que hace que el analfabetismo sea muy presente y facilita que la población se someta a sistemas de gobierno que no la tienen en cuenta y que modelan las leyes a su voluntad. Habla en varias ocasiones del caciquismo predominante en zonas rurales y, además, denuncia una gestión económica que favorece a los ministerios de guerra (habla del conflicto en Marruecos) mientras se olvida de los necesitados campesinos.

No debemos olvidar cuál era la situación de España en 1924: la dictadura de Primo de Rivera, iniciada en septiembre de 1923 y que se alargaría hasta enero de 1930, en un contexto de crisis económica consecuencia de la Primera Guerra Mundial. Paralelamente se producen el fracaso en la política colonial en Marruecos y numerosos enfrentamientos de carácter social que la dictadura prueba de detener mediante represiones y prohibiciones. (Fuente: Viquipèdia)

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«El principio de la salud está en conocer la enfermedad»

Con esta cita de Cervantes Deakin inicia el capítulo «Catalan Separatist Movement». Para el británico la continua desatención que el gobierno central ha practicado con aquellas partes del país que originariamente no formaban parte de Castilla y que han sido añadidas durante el proceso de unificación del país, ha provocado un renacimiento de antiguos sentimientos nacionalistas en zonas que nunca se han terminado de sentir identificadas con el país que las engloba.

Precisamente es Cataluña una de las zonas que, según Deakin, más ha sufrido esta situación: “The greatest differences of temperament and outlook were those between Catalonia and old Spain” (p.156) A continuación explica que la desatenta gestión por parte del gobierno central de la rica industria y comercio de Barcelona provocó numerosas revueltas:

“(…) protested often and loudly against the system which made their region the treasure from which was drawn an undue proportion of the money wasted in maladministration at home, and in rash and sterile adventures, such as the conquest of the Riff district of Morocco” (p. 156)

A continuación el autor hace un repaso histórico de la evolución de Cataluña para poner de manifiesto que “(….) Catalonia did not form part of the Spanish State until the beginning of the fifteenth century” (p.157). Deakin tampoco olvida tratar el tema de la lengua catalana y explica como durante el siglo XV, en el momento de la unificación de España por parte de Fernando el Católico, ésta dejó de hablarse en las ciudades y en los círculos intelectuales para encontrarse sólo en zonas apartadas del campo. De hecho, con Primo de Rivera, en 1924 se prohibió el uso de la lengua catalana en la vida pública y administrativa. Todo ello provocó que con los años fuese creciendo un sentimiento de necesidad de reforma, de voluntad de libertad.

El autor hace un repaso de autores que, a partir del siglo XIX, comenzaron a alimentar el sentimiento nacionalista: Bonaventura Carles Aribau (con su Oda a la Pàtria), Rubió i Ors (con Lo Gayter del Llobregat), Antoni de Bofarull, el papel de los Jocs Florals… Destaca las figuras de Prat de la Riba y de Rovira i Virgili como principales defensores del sentimiento nacionalista catalán y hace un detallado análisis de la situación política catalana.

En todo momento Deakin es muy crítico con la postura del gobierno central respecto Cataluña y denuncia su mala gestión:

“(…) the large majority are merely tired of national inefficiency and disorder, and wish to make and administer laws and regulations made by themselves to suit local circumstances, which often have nothing in common with those of Castille, Andalusia or other regions with entirely diferent needs form theirs” (pp. 173-174)

Por lo tanto en Cataluña habría un fuerte deseo de autoadministración. Según el británico los catalanes son esencialmente europeos en sentimiento y desarrollo, en contraste con un estado español envejecido y anclado en la Edad Media.

Deakin también admite que la independencia de Cataluña podría suponer su ruina económica dado que el comercio con España acabaría. Sin embargo, lo relativiza afirmando que la propuesta de la mayoría de líderes catalanes se basa en una relación de federalismo respecto al gobierno central, no sólo para Cataluña, sino para todas las regiones que forman España. Nos habla de una situación de «Home Rule All Round» donde habría que reorganizar el funcionamiento del estado español en su totalidad. Algunos teóricos incluirían Portugal dentro de esta reforma (estaríamos hablando de la Confederación de Estados Ibéricos) pero el autor de este libro no lo ve viable.

La conclusión a la que llega Deakin es clara. Hay que tomar medidas que tengan en cuenta las aspiraciones del pueblo catalán:

“Unless the Spanish militarists alter their tactics we may expect a continuance of trouble in Catalonia. Oppression cannot keep down so virile a race.” (p.176)

Anna Torné